Me costó bastante reunir el dinero suficiente para comprar aquellas botas, en cuanto me fue posible las compre y me sentí bien, con esa sensación de haber adquirido algo realmente bueno. Lo cierto es que me duraron mucho tiempo, tan solo con un poco de cuidado y la precaución de nutrirlas con grasa de vez en cuando.Cuando regresaba de caminar solía dejar aquel cuero descansando en los primeros peldaños de la escalera. Con el tiempo y el caminar envejecieron mostrando algunas marcas del sendero recorrido, poco a poco tomaron su forma.
Con los años se convirtieron en unas botas viejas aunque tal vez por nostalgia no las tiré a la basura. Hasta que en la última gran limpieza y casi con pena hice que terminaran su andadura.
Ya casi olvidadas volví a ver su imagen para durante un instante recordar.
Seis años después, un amigo me recomendó echar un vistazo a una Web que mostraba trabajos pirograbados. Mi sorpresa fue verlas allí. Al observar la foto me di cuenta de que en realidad era una copia, esto disipó mi duda ya que hacía unos días que las había visto en su original, en su lugar de siempre. Fue una mezcla de desazón y orgullo lo que sentí al ver aquella copia. Desazón por que alguien había copiado un trozo de mis instantes de descanso. Orgullo de ver como alguien pensó que merecía la pena la reproducción de aquella imagen, alguien en otro lugar, otro tiempo y otra inspiración.
Me hubiera gustado conocer al autor o autora para agradecer el detalle de no preguntar, de extender lo que entiendo como una pequeña parte de mí por esos mundos que no conozco, entre gentes que no veo. Tan solo decir aunque con la “boca pequeña” que me gusta más mi versión. Tal vez pedir una mejor fotografía para apreciar los detalles de un trabajo que sin esperarlo ya tiene su historia.
P.D. La copia fue posible gracias a una Web donde como aquí, puse la fotografía al alcance de quien pudiera y quisiera verla y como he visto más tarde hasta copiarla no sin merito.
Agradecido.
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