viernes, 19 de septiembre de 2008

Salamandra

Fue una suerte llegar en el momento justo para detener su caída al vertedero, comenzaba el frió y la chimenea no era suficiente en su romántico calor. Pronto hizo valer su peso en calorías, calentando el ocre, los huesos y el sentimiento de estar a salvo. Alimentada con leña y casi sin darnos cuenta la vida giraba a su alrededor en los meses fríos. El resto del tiempo, quieta y callada simplemente no estorbaba a la espera de la chispa que sin duda llegaría para comenzar otro invierno despreocupado. Hierro fundido en espera, rodeada de macetas y flores pude verla, guardando silencio, aguardando su rehabilitación que seguro llegara del frió como sin motivo. Guarda un retrato suyo quien la disfruto en la necesidad, llego del añil para instalarse entre el verde y la risa.

Fue una suerte llegar en aquel justo momento.

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