lunes, 29 de septiembre de 2008

Caja de tabaco

Pequeño contenedor de humo y narcóticos momentos a los que dedicar los mismos esfuerzos que lleven al vuelo del otra vez tú en los límites de realidades paralelas.
Hoy puede matar lo que ayer se presentaba como medicina para el alma.
Estética de intelectualidad decadente en busca de momentos íntimos una vez descubiertas las “verdades” de la adicción a las prisas por quemar la vida.

Singular aroma envuelto en las hojas de un librito de fino papel escrito de efímeras historias en pocos minutos.
Pequeña caja de metal que en su recorrido guardó semillas de malas hiervas, aros de colgar en las orejas, piedrecitas de simbología mágica y por supuesto otra vez tabaco.

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