En junio de 06 rellené aquella solicitud que entregué en el registro de la junta municipal del distrito centro de Madrid, en ella solicitaba la sala de exposiciones “La paloma” y a ella adjunté, tal como me pidieron, un C.D. Con fotos de las obras que quería exponer y una memoria del proyecto.
En enero de 08 me llamaron para darme la fecha, si no me interesaba me pondrían de nuevo al final de la lista y “ya le avisaremos”. Ante tales circunstancias acepte sin poner pegas. El ayuntamiento se comprometía a cederme las paredes de la sala y a poner una persona encargada de abrir y cerrar las puertas, nada más. Yo a cambio firme un contrato por el que me comprometía a no vender nada en la muestra, no clavar clavos en las paredes, respetar los horarios, mantener el decoro, etc. etc. además de “donar” una obra de entre las expuestas, a mi elección, eso si.
Evidentemente me sentí un poco tonto al aceptar pero cuando uno tiene ilusión y algo que mostrar...
Por supuesto tuve que hacer hasta el cartel para poner en la puerta informando de quien era el autor de aquellos cuadros, avisé a mis amigos, llevé los cuadros. Por supuesto nadie del ayuntamiento se interesó o visitó la sala durante la muestra. Tan solo el conserje y porque trabajaba allí, aunque la verdad es que fue el único que facilito un poco las cosas y además fue amable, lo cual es de agradecer. Claro está que la inauguración con su vino y aperitivo fue también por cuenta del “artista”. En fin que si no llega a ser por “mi gente”, no se habría hecho nunca esta exposición.
Al terminar la exposición recogimos “los trastos” y allí deje un pirograbado de titulo “Un caño”. Se me hace un poco triste que aquella imagen llegada de la tranquilidad rural de un rincón en la alcarria fuese a parar a la oscura tranquilidad de un almacén en algún lugar oculto de las miradas y los conocimientos.
Yo... Un numero de exposición en el año 2008, un justificante más de algunos puestos y algunos recursos, una entrada del blog del centro cultural Puerta de Toledo
Un éxito por lo demás, gustó a los/as visitantes y yo constaté que al parecer no vale con trabajar mucho y tener ilusión, pedir poco y saber que no soy un gran artista. Me “emocionó” ver como “se apoya” la cultura desde algunas administraciones, sobre todo si no va acompañada de presupuestos millonarios y proyectos faraónicos.
Al final, recuerdos de añil...
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