Resultó que ese año tan internacionalmente relacionado con el agua, en medio de un gran debate sobre cambio climático, bajo la “amenaza de privatización del agua pública en Madrid, enfrascados muchos pueblos en la construcción de canales y depuradoras de hormigón, en los albores de la gran “crisis” financiera mundial. Justo este noviembre la llamada Fuente Nueva cumplía doscientos años y aunque no pude estar en las modestas celebraciones, me sentí bien al ver que aunque por casualidad, yo cumplía también homenaje a este chorro de agua que nadie sabe ya a cuantos seres habrá quitado la sed y la mugre, a cuantos espíritus habrá reconfortado con su frescor y suave murmullo. Doscientos años y sigue regalando lo que ahora otros tratan de vender embotellado en plástico.
Ojalá siga viva para siempre.
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